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Conducir un SEAT con cien grados de diferencia, ¿pasará la prueba?

En Valencia de vez en cuando nos enfrentamos a alguna temperatura un tanto extrema. Pero, ¿te imaginas conduciendo tu SEAT en Laponia, a -50 grados? ¿O eres más de calor y prefieres hacerlo en el desierto del Sahara a más de 50 grados de temperatura? No hace falta que te lo imagines más, porque se trata del nuevo reto de SEAT: enfrentar dos coches a temperaturas extremas.

Parece ficción, ¿verdad? Pero es realidad. Los coches SEAT son capaces de todo y en esta ocasión se enfrentan a climas extremos con superficies totalmente diferentes, y se han adaptado perfectamente a estos dos ambientes.

Tu vehículo SEAT resiste las temperaturas extermas

Lo primero que nos sorprendió al conocer este nuevo reto es la capacidad de estos dos SEAT de hacer frente a la conducción en dos superficies tan distintas. Aunque a simple vista no lo parezca, hay más similitudes de lo que creíamos, aunque también hay diferencias.

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Las diferencias de conducir en nieve o en arena se pueden adivinar fácilmente, ¿verdad? Los neumáticos, las curvas… Pero hay otras menos obvias, como la importancia de contar con el asistente de tu SEAT adecuado para cada superficie. Así, al enfrentarnos a la nieve necesitaremos activar el modo nieve, mientras que para una superficie como la arena lo mejor será el off-road. De esta manera el coche podrá hacer frente al terreno que toque en cada caso.

Otro de los aspectos importantes a tener en cuenta en función de la superficie en la que conduzcamos son las marchas. Para una superficie dura como la nieve o el hielo tendremos que optar por marchas largas. Por el contrario, para la nieve – más blanda que el hielo – lo óptimo es conducir nuestro SEAT con marchas cortas que nos proporcionan más potencia.

Pero, ¿cuáles son las similitudes al conducir en estas dos superficies tan distintas? Pues, aunque nos sorprenda, hay varias, pero vamos a destacar dos que nos han llamado la atención.

En primer lugar la necesidad de anticiparse, tanto en la nieve como en el desierto. Para esto lo principal es mirar lejos, para detectar el hielo o una piedra en la arena con tiempo de antelación para tomar una decisión.

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Por otro lado, también es muy parecida la forma de frenar en estas dos superficies. Este momento se basa en la adherencia que tengamos con el terreno. Aunque no lo parezca, si nos vemos obligados a parar, no debemos tener miedo a pisar con fuerza el freno.

Ahora que ya sabes como debes de enfrentarte a la nieve o a la arena del desierto, ¿te apetece probar? ¿O ya has te has enfrentado a una situación similar? Desde J.R. Valle, tu SEAT en Valencia, te animamos a que nos cuentes tu experiencia en nuestras redes sociales. ¡Te leemos!

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